domingo, 5 de mayo de 2013

Poema



Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma ¿quién
quién amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

El autor de este poema es el poeta y dramaturgo de Orihuela, Miguel Hernández. Este poeta nació el 30 de octubre de 1910 y murió el 28 de marzo de 1942 debido a la tuberculosis. 
He elegido este poema, porque habla de una tierra de la cual puedo decir que también es la mía, ya que he pasado y paso gran parte de mi vida allí.
Y este poema refleja a la perfección los campos, el paisaje que hay cuando vas a Jaén. Además del poema también se le puso música, y los encargados fueron el grupo Jarcha.

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